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Esta veterinaria de UC Davis atiende a algunos de los pacientes más exóticos del mundo

La Dra. Jenessa Gjeltema, veterinaria de UC Davis, inició su reunión de personal de las 7:30 a.m. con un resumen de los pacientes del día: un armadillo, una tarántula, una tortuga de estanque, un loro de pico grueso, un flamenco, un bebé bongo y un cercopiteco de Wolf.

Gjeltema no trata usualmente a perros y gatos. Su práctica veterinaria es una de las más exóticas del mundo. Especialista en medicina zoológica, cuida de los animales del zoológico de Sacramento, alrededor de 575 de ellos, que representan casi 130 especies, desde pequeños escorpiones Whiptail hasta jirafas de 1,500 libras de peso.

Una parte clave de la atención de Gjeltema es la prevención, por lo cual examina a todos los animales con regularidad.

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No es un trabajo fácil diagnosticar sus enfermedades, o descubrir cómo tratarlas, dijo. A menudo significa dirigirse a un territorio desconocido.

A veces, los veterinarios del zoológico enfrentan problemas que nadie ha estudiado todavía, o deben improvisar herramientas para solucionarlos. ¿Cómo encontrar un instrumento médico, por ejemplo, lo suficientemente pequeño como para operar a un colibrí? “Tienes que ser realmente creativo y pensar con originalidad”, afirmó Gjeltema. “Tienes que crear tus propias herramientas y tu propio camino”.

La especialista, de 35 años de edad, demostró su conocimiento al aprobar el extenuante examen -de dos días de duración- del American College of Zoological Medicine para la certificación del consejo, una hazaña que menos de 200 veterinarios en todo el mundo han logrado. Gjeltema también enseña en la escuela de medicina veterinaria de renombre mundial de UC Davis y entrena alumnos en la práctica clínica.

Los lazos entre UC Davis y el Zoológico de Sacramento son profundos e históricos. El fallecido Dr. Murray Fowler, veterinario de esa universidad, era conocido como el padre de la medicina zoológica porque creó la especialidad en el año 1967. El experto escribió su primer libro de texto y eligió el Zoológico de Sacramento para el primer programa de residencia de medicina zoológica del mundo.

La asociación con UC Davis le da al zoológico “atención veterinaria de la más alta calidad, y acceso a la última información y herramientas en medicina zoológica”, precisó su vocera, Tonja Candelaria.

En una visita reciente, Gjeltema fue asistida por las veterinarias registradas del zoológico, Alison Mott y Julie Clements, y dos estudiantes de la escuela veterinaria de UC Davis, Weina Dai y Audrey Buatois.

Primero en la lista estaba Ringo, un armadillo de 17 años y popular “embajador de la educación” del zoológico, lo suficientemente dócil como para subirse en las rodillas de los niños para que le froten las orejas. Gjeltema había detectado previamente una masa en su vesícula biliar y comenzó a suministrarle medicamentos para disminuir su crecimiento.

Mientras Ringo yacía de espaldas, sedado, conectado a monitores y con una máscara de oxígeno en la cara, Gjeltema les habló a las estudiantes sobre cómo localizar sus órganos internos con un dispositivo de ultrasonido.

La masa probablemente era un cálculo biliar, indicó. La pregunta era si seguir atentos a los cambios u optar por la cirugía. Juntas decidieron monitorear la masa, ya que no se estaba expandiendo.

Luego siguió Curly Sue, una tarántula de ocho años con una lesión en su parte inferior. La tarántula, del tamaño de la palma de Dai, requería un manejo y un equipo de protección especialmente cuidadosos debido a sus pelos filosos.

Dai la sedó colocándola en un pequeño recipiente de plástico con una bolita de algodón empapada en un anestésico. Después, le dio un golpecito en la parte posterior con una pequeña aguja para extraer su sangre, le bajó las patas para revisar su tono muscular y colocó un dispositivo de ultrasonido -tan pequeño como una uña- en su corazón. “¿Lo oyes? Es una pequeña onda, whoosh whoosh”, dijo Gjeltema.

Cuando Dai asintió, la veterinaria sonrió. “¡Buen trabajo! ¡Tu primer latido de tarántula!”.

Suzie, un loro de pico grueso, era el caso más grave del día. La especie de loro de colores brillantes está en peligro de extinción y también es la única especie sobreviviente nativa de América del Norte.

Cuando Suzie parecía haber contraído una neumonía fúngica, Gjeltema y su equipo tuvieron que decidir rápidamente si separar al ave de su familia, algo que podía complicar su regreso. Eligieron correr el riesgo y la llevaron a una incubadora de oxígeno. En esta visita, Gjeltema alimentó con fórmula a Suzie a través de un tubo y le administró antibióticos, medicamentos antimicóticos e inhaladores para abrir sus vías respiratorias.

Suzie mejoró lo suficiente como para ser trasladada a una jaula normal, y Gjeltema tiene la esperanza de que se concreta la reunión familiar sin problemas. “Existen estructuras sociales complejas en la medicina zoológica”, comentó. “Debes sopesar las necesidades generales del animal en el plan de tratamiento”.

Antes de partir por el día, Gjeltema y sus alumnas también trataron a Sutter, una tortuga de estanque occidental con una lesión en su caparazón, y un flamenco llamado Tiki, con una pata anormalmente arqueada. Visitaron a Taylor Swift, un antílope bongo oriental rayado bebé, y Rory, un cercopiteco de Wolf muy joven, con una cara negra y orejas copetudas de color cobrizo brillante.

En su infancia, en Carolina del Norte, a Gjeltema le encantaba jugar con lagartos. De niña, soñaba con ser veterinaria. En la escuela preparatoria viajó a Sumatra para ayudar a cuidar a orangutanes, y en la universidad se ofreció como voluntaria en el programa de rescate de perros de una Humane Society local. Pero en el College of Charleston, en Carolina del Sur, decidió especializarse en administración de empresas, negocios internacionales y filosofía.

Un consejero de carrera de la institución la instó a cambiar su camino diciéndole que su rostro cobraba vida cuando hablaba de animales, no de negocios. La pasión sólo creció con el tiempo. “Siempre estás pensando: ‘¿Cómo ayudo a ese animal?’”, expresó Gjeltema. “Las respuestas nunca son sencillas, pero eso lo hace fascinante y divertido”.

Traducción: Diana Cervantes

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